Notre Dame: Muerte y Resurrección
Siete siglos. Una obra de arte ante los ojos de todos. A pesar de su fama a escala mundial, y aún si quedaba algún un ser humano que desconocía su existencia; el 15 de Abril todos nos enteramos. Resulta innecesaria una presentación formal, pero su línea temporal es, por lo menos, interesante: construida en 1163, finalizada en 1345, usada y maltratada durante la revolución francesa, revivida en 1831 gracias a Víctor Hugo, y destruida por las llamas en 2019. Cuentan aquellos que tuvieron la suerte de verla en vivo y en directo que atrapaba la mirada y dejaba a todos estupefactos. Ahora nos tendremos que conformar con fotos – que sí, son preciosas e inspiradoras – pero no podrán compararse con la realidad. Además, las futuras generaciones la conocerán como una reliquia destruida más.
Estamos tan acostumbrados a un mundo lleno de malas intenciones, que al saber – al menos dada la información recolectada hasta ahora – que el incendio no fue provocado, quita una pena a la larga lista que llevamos. Las redes sociales se han hecho eco del desastre y muchas historias más o menos verídicas han visto la luz. Entre las historias más llamativas una que explica que solo la cruz del altar principal sobrevivió debido a su naturaleza religiosa; tal idea fue rápidamente desmentida pues la madera de la cual está hecha la estructura arde a una temperatura mucho menor que el metal del cual está hecho la cruz. Por otro lado, el icónico edificio no fue completamente destruido, y gracias a la tecnología del siglo XXI, vemos posibilidades de restauración. Aunque para muchos no será lo mismo, aunque la réplica sea exacta, pues sabremos que no fueron las mismas manos la que la construyeron, ni las mismas aguas de abril las que una vez la mojaron. A pesar de todo, y después de un movimiento global, resulta muy posible que la catedral vuelva a tener el mismo esplendor.
La restauración no será fácil dada la intrincada naturaleza del estilo arquitectónico de Notre Dame, y la ayuda viene de donde menos se espera. El videojuego Assassin’s Creed: Unity está ambientada en el París del siglo XVIII y por lo tanto, tiene una representación de la famosa catedral. Sus productores analizaron cada pequeño detalle, lo cual llevó más de dos años de arduo trabajo, y dio como resultado gráficos que son prácticamente imposibles de diferenciar con una foto desde cualquier ángulo. Tal precisión parece ser incluso superior a la de los historiadores de la propia catedral y resultará primordial durante su reconstrucción.
Al saber que es posible restaurarla, rápidamente surge una pregunta obvia: ¿con qué dinero? Es de conocimiento general que los fondos de los gobiernos no son los más amplios e incluso aunque se quisiera, el gobierno francés podría verse apretado a la hora de financiar tal restauración. Sin embargo, el problema fue velozmente resuelto. Varias donaciones millonarias fueron hechas, lo que despertó la polémica alrededor de en qué las personas deberían gastar su dinero.
En conclusión, un trozo de historia ha sido quemado; muchas personas se han unido gracias a esta tragedia; el apoyo económico ha creado un tema de conversación bastante avivado en las redes; y la tecnología va a hacer posible su restauración. Tal resumen solo es posible en el auge del 2019.
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